Seguramente, si lees este post, te ocurra lo mismo que a mí. Cuando comencé mi formación como maestra, descubrí diferentes técnicas, métodos, herramientas o disciplinas, que facilitan la comprensión necesaria para educar teniendo en cuenta las necesidades de la infancia. Cada una de estas prácticas nos van abriendo la mente y el corazón, crean espacios en nuestro interior que nos permiten ser mejores educadores, formadoras, adultos más responsables con la crianza.
En esta búsqueda de ser mejor docente, madre, o cuidar mejor de un peque, seguramente habrás transitado momentos de calma, de seguridad, pero también de dudas, o sentir que la situación te supera. Hasta ahora todas esas metodologías se centraban más en cómo educar a tus hij@s desde una perspectiva de superioridad, atendiendo las necesidades de los peques sabiendo ya la respuesta. Sabiendo ya lo que va a ocurrir, sin dar espacio a otras posibilidades. Los niñ@s son seres en continuo aprendizaje, como nosotros los adultos, comparten unas características evolutivas, pero sus experiencias, contextos, matizan lo que son.
La crianza consciente amplía esa mirada sesgada, propone colocar el catalejo en el momento presente, observando los 3 elementos fundamentales: lo que vive tu peque, lo que vives tú, y el contexto. De esta forma, construimos la crianza juntos, aceptando cómo es nuestra hija en cada momento evolutivo (no como queremos que sea), dándote cuenta de cómo te afecta a ti la crianza, y hacia dónde queréis caminar en este aprendizaje continuo.
John Kabbat Zinn psiquiatra estadounidense, nos explica que la crianza es un retiro, durante 18 años tienes la oportunidad de revisar quién eres, en atención plena, y construir quién quieres ser.
La crianza consciente llega a mí cruzando estos puentes en mi vida, el del mindfulness, el del crecimiento personal o el de la intención de ser mejor madre y formadora emocional. Autores como Dan Siegel, bajan a tierra toda esta concepción consciente, en su libro Ser padres conscientes, con reflexiones, prácticas, y explicaciones de nuestro sistema nervioso, que nos permiten comprender mejor en qué consiste este paradigma. Míriam Tirado traslada esta crianza a cuentos infantiles o, libros para adultos como Vínculos.
En este post, hemos esbozado qué es la crianza consciente, en los próximos, podemos explorar cómo aplicarla con alguna reflexión o propuesta práctica para la vida cotidiana. Mi intención es difundir este paradigma para que ese camino de la crianza sea más agradable.